14/03/2020

Catalina Neyra, CTA Autónoma y CTA Unificada

"Las mujeres y personas del colectivo LGTTTBIQ+ somos la mitad de las personas que trabajan"

Entrevistamos a Catalina Neyra, integrante del Consejo Directivo de la CTA Autónoma e integrante de la secretaría de Géneros de la CTA Unificada. Es licenciada en periodismo y desde que se recibió ejerce la docencia en escuelas secundarias de CABA.
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Catalina Neyra, tiene 31 años y milita hace 9 años en la Asamblea de Flores, una organización territorial con una historia en el armado territorial de la CTA en la Capital Federal. Es Licenciada en Periodismo, se ha dedicado a la docencia en escuelas secundarias de CABA desde que se recibió. En el 2014 se convirtió en trabajadora estatal, desde ese entonces afiliada a ATE. Por lo que, de algún modo, la CTA siempre ha sido su lugar de referencia sindical. Vivió al comienzo de su militancia la división de la CTA en lo que luego fueron la CTA Autónoma y la CTA de los trabajadores, pero nos cuenta que le “llena de orgullo hoy poder formar parte de esta experiencia de unidad que estamos llevando a cabo en la Ciudad de Buenos Aires”.

¿Por qué el neoliberalismo y el patriarcado encuentra a las mujeres en la vereda de enfrente y por qué es importante organizarse?

El patriarcado es el paradigma, el sistema que nos oprime. Es la lógica por la cual es posible y tan común naturalizar las diferentes y tan cotidianas violencias que las mujeres y personas del colectivo LGTTTBIQ+ sufrimos. Y también es la razón por la cual, para el neoliberalismo, nosotras somos la variable principal de ajuste. ¿A quiénes se les hace más difícil conseguir un trabajo? ¿Quiénes cargan con la mayor cantidad de trabajo no remunerado? ¿Quiénes sufren más la explotación, la informalidad y el desempleo? Las mujeres ¿Quiénes son, en su mayoría, las jubiladas que cobran la mínima? De nuevo, nosotras. 

¿Qué crees que le aporta el movimiento feminista al sindicalismo y viceversa?

Para empezar, creo que el movimiento feminista es la bocanada de vitalidad, militancia y renovación que ha venido a remover viejos paradigmas y cambiar todo. La política, el sindicalismo, la cultura. Todo. Dentro del sindicalismo eso se puede ver de manera muy clara porque, a pesar de que las mujeres somos la mitad de la fuerza de trabajo del mundo, siempre fue un mundo transitado, pensado y conducido por varones. Entonces, hoy el feminismo viene a repensar desde los espacios de organización interna, de representación, hasta las reivindicaciones. Por ejemplo, cuestiones como las modificaciones en los sistemas de licencias, los sistemas de cuidados o el abordaje del abuso y las violencias en los ámbitos laborales. Incluso si vemos cuáles son hoy las grandes deudas y desafíos en el mundo del trabajo, podemos ver que no es posible ni siquiera pensar esos problemas sin incluir la perspectiva de género de manera integral. Me refiero a problemas como el acceso al trabajo, la informalidad, la explotación. Todos son problemas que principalmente afectan a las mujeres y personas del colectivo LGTTTBIQ+. En definitiva, el feminismo viene a incluirnos, pero no de manera ornamental, como un florero en la mesa de una reunión. Viene a construir un sindicalismo verdaderamente de todes, por todes y para todes.

¿Cómo se vienen trabajando las situaciones de violencia de género en los ámbitos laborales? ¿Cómo tomaron el anuncio de Alberto Fernández sobre la ratificación del convenio 190 de la OIT por violencia y acoso en el ámbito laboral?

La visibilización de las violencias de género facilita la reflexión en los ámbitos laborales. Sin embargo, creo que todavía es muy incipiente. Incluso en los ámbitos donde se han creado protocolos, porque los instrumentos que vamos logrando construir en cada espacio de trabajo, aunque son muy importantes y significan grandes conquistas, no van a resolver por sí mismos un problema social, cultural y transversal como lo es  la violencia de género. Por esto, el anuncio del presidente fue muy celebrado por nosotres. Nosotres invitamos a leer el Convenio 190 en todos los ámbitos de trabajo y organización, porque significa un verdadero cambio de paradigma para el mundo del trabajo, ya que nos obliga a pensar las violencias y abusos presentes en el mundo del trabajo desde una perspectiva de género. 


¿Cómo afectó el ajuste macrista sobre las mujeres trabajadoras en general y en particular a las de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires?

Como dije antes, para los ajustes neoliberales nosotras siempre somos la variable principal. El ajuste macrista no fue una excepción. Ahora, en la Ciudad de Buenos Aires creemos que es llamativo, porque aquí se viene sosteniendo un proyecto de gobierno basado en la desigualdad hace ya más de 12 años. Para que te des una idea, el Gobierno de la Ciudad tiene congeladas las asignaciones familiares de todes les trabajadores estatales y de empresas del Estado desde el año 2013. Eso quiere decir que a un/a laburante público/a que fue padre o madre, el gobierno porteño le paga una asignación familiar de menos de $300. Y acá sólo estoy hablando de personas que tienen trabajo formal en el Estado. La situación para quienes trabajan en negro y están desempleados es mucho peor. Los datos del desempleo de 2019 para el caso de los varones fueron de 8, 9 puntos. Pero, en el caso de las mujeres, ya estamos en los dos dígitos. Si analizamos la población más afectada, les jóvenes, la brecha de género se extiende muchísimo más. Y, de nuevo, acá hablamos de quienes buscan trabajo. En el mundo de la economía popular, del cooperativismo, de la economía de los cuidados, la situación es muy grave también. En fin, a pesar de ser la jurisdicción más rica del país y una de las más beneficiadas por el gobierno nacional de Macri, todos los índices sociales empeoraron fuertemente. Pero en el caso de las mujeres y personas del colectivo LGTTTBIQ+, la situación siempre es más crítica.  

¿Cuáles fueron las conquistas durante los últimos años en la secretaría de género?

La principal conquista fue el consolidar desde el trabajo, desde la organización el proceso de unidad que iniciamos hace ya dos años. El compromiso que nos dimos en las calles durante los años de macrismo pudimos refrendarlo. Es un camino difícil, de todos los días y todavía falta un montón, pero creo que las compañeras hemos dado el ejemplo en este sentido, tanto dentro de nuestras organizaciones como en las calles y en los ámbitos intersindicales.

¿Qué representa este espacio para las compañeras?

Además de la herramienta de organización, de formación y de lucha que queremos que sea y que todos los días trabajamos para construir, creo que es sobre todo un espacio de encuentro y de escucha. Una de las cosas más potentes que el feminismo trae para enseñarnos es la potencia política que hay en la afectividad. No desde un lugar ingenuo, despolitizado. Hablo de la potencia de la afectividad en el sentido más político de todos.

De cara al futuro, ¿Cuál es el rol y por qué es importante que las mujeres vayan ocupando lugares de toma de decisión en el ámbito sindical? 

Es central que las mujeres y personas del colectivo LGTTTBIQ+ empecemos a ocupar lugares de toma de decisión en el ámbito sindical porque son lugares que nos corresponden. El sindicalismo está lleno de compañeres con la experiencia, formación y representatividad suficiente como para hacerlo. Esto que decimos no tiene que ser pensado como una competencia de varones contra mujeres. Nada más alejado de eso. Lo que necesitamos pensar es que esto que decía antes: las mujeres y personas del colectivo LGTTTBIQ+ somos la mitad de las personas que trabajan. Que no estemos ocupando esos lugares hoy es un acto de injusticia que necesitamos reparar. Achica nuestras democracias sindicales. Y, sobre todo, achica la potencialidad que tenemos como organizaciones de crecer y transformar nuestra realidad como trabajadores. 

Podrías realizar algún aporte o mirada sobre el 8M.

El paro y la marcha pasada del 8M fue histórico, potente. Especialmente la columna sindical, que marcho en completa unidad, producto de un proceso de articulación que venimos fortaleciendo hace un tiempo y que es algo que nos tiene que enorgullecer a todas. Además, la decisión del Estado Nacional de darle la posibilidad a las trabajadoras de poder parar por primera vez en la historia de este paro internacional de mujeres creo que fue atinado también porque, a pesar de que no son la mayoría, sí implica un cambio en la mirada, en la atención y la escucha frente a nuestras reivindicaciones. A diferencia del gobierno porteño, que decidió descontar ese día a las mujeres que decidieron parar, en un acto de sobreactuación política y de doble violencia hacia las laburantes.  

Cafecito