27/03/2019

Alejandro Gianni, secretario general de la CTA–A Capital

"Ningún armado en el que no estén los trabajadores puede ser sano"

Entrevistamos a Alejandro Gianni, El Cordobés, como se lo conoce en el mundo sindical, quien desde el año pasado está al frente de la CTA Autónoma de la Ciudad de Buenos Aires. En la larga charla, abordó temas como el de la unidad, el rol de la CGT y la relación con la CTA-T y los movimientos sociales.

Desde Córdoba y con apenas 13 años participaba activamente en parroquias de barrios muy humildes. De familia cristiana y peronista “más de izquierda”, fue creciendo entre encuentros juveniles que nucleaban lo político y lo religioso.

Al llegar a Buenos Aires entró en la Universidad de Ciencias Sociales y ahí conoció a Ruben Dri, Horacio González, a León Rozitchner. “Me metí a militar en El Mate, una agrupación latinoamericanista, y con Dri metíamos lo religioso”. Cuando terminó la facultad comenzó a trabajar en el Estado y ahí conoce al Tano Catalano que lo lleva a ATE. “Yo venía con una discusión importante sobre el Estado como una maquinaria corrupta del sistema dominante, y con el mundo sindical no nos sentíamos muy cómodos aunque reconocíamos el recorrido de la CTA en los 90”.

Su trabajo en Ambiente y Espacio Público lo pone en contacto con los cartoneros en el año 2002. Así logra comprender el fenómeno de cientos de miles de personas que buscaban un trabajo. Le interesaba lo académico pero también la militancia social y a la mañana daba clases en secundarios y en la facultad. Por la tarde trabajaba con los cartoneros “para poder armar un sueldo”.

Desde ese espacio empezó a organizar al sector “porque no había nada, afiliamos a todos los compañeros. Una de las cosas lindas que tiene ATE es que discute la política pública, creemos que no es sólo el rol del funcionario sino que los trabajadores tenemos derecho a opinar qué hacer y cómo hacerlo, y había un montón de cartoneros, más de 50 mil tipos, era una locura en ese momento”. Con la mirada puesta en el desarrollo del MTD y del movimiento piquetero, organizaron a este sector armando “tres o cuatro cooperativas de cartoneros grandes”.

Alejandro Gianni sigue siendo “El Cordobés”, y como secretario general de la CTA Autónoma en la Ciudad de Buenos Aires intenta explicar la militancia junto a un sector invisibilizado: “Es raro trabajar con cartoneros en la Ciudad de Buenos Aires. Son los más postergados de la Ciudad y cuando entrás en ese mundo te conmueve que todos eran laburantes sin trabajo y te cuentan sus historias de vida. Ibamos a recorrer la calle a hablar con la gente, no había mucho más que hacer que contener”.

Durante ese proceso de organización cartonera se fueron encontrando con Juan Grabois, y junto a otros actores sociales pudieron ir consolidando organizaciones con las que pudieron “sacarle mucho rédito al macrismo, en un contexto donde estaba Cristina en Nación. En ese momento la discusión de que los cartoneros eran trabajadores se podía dar, no como hoy que con el macrismo en Nación, en Provincia y en Ciudad, no se discute más trabajo, se discute asistencia social”.

El Cordobés entiende que “el kirchnerismo pensaba a las organizaciones sociales como trabajadores, donde podíamos pensar que ese incentivo en el futuro podía ser un sueldo. Hoy el salario social está planteado de otra manera”.

¿Qué espacio intenta expresar la CTA Autónoma en la Ciudad de Buenos Aires?

La CTA Capital, la Autónoma, estaba muy fragmentada, en dos partes y a su vez en tres. Y por otro lado estaba la CTA de los Trabajadores. Nosotros desde que ganamos ATE Capital nos dimos todo un proceso de reconstrucción. La CTA y ATE siempre fueron parte de algo común y era una herramienta que nosotros veíamos como válida. Yo soy de los que vio a la CTA en los 90 pensando que la gente desocupada en el barrio era un trabajador, no un vago, no un villero, no cosas peyorativas. Entonces los que veníamos con trayectoria territorial estábamos preocupados porque no nos sentíamos interpelados por estas fragmentaciones. Y al conocer a tantos actores sociales que habían quedado afuera, nos pusimos el objetivo de ser parte y discutir la política hacia adentro de la CTA. Y se dio un proceso de dos años muy piola, de juntarnos, de ayudarnos en los conflictos en la calle. Y el resultado fue la creación de la CTA de todos. Con Catalano empezamos a plantear la unidad de las dos CTA entre Yasky y Micheli, creíamos que nos teníamos que unir y hoy creemos que nos tenemos que meter dentro de la CGT para discutir la política del movimiento obrero, porque si discutimos estas políticas con agrupaciones aisladas no vamos a mover el amperímetro de las discusiones que se tiene que dar el movimiento obrero hoy.

¿Cómo se va desarrollando esa unión entre la CTA–A y la CTA–T?

A nivel nacional el Tano Catalano es secretario general adjunto de la CTA de los Trabajadores y en nuestro distrito logramos unir a las dos CTA. Hoy con Eduardo López estamos trabajando juntos en la Ciudad, es trabajoso pero el contexto te ayuda porque si no nos juntamos no movemos el amperímetro. En la Capital nos fue más fácil porque generacionalmente nos conocemos, en la CTA-T hay compañeros con los que militamos en la universidad. Y junto al Tano Catalano, como tenemos incidencia en la central autónoma nacional vamos charlando con Micheli, vamos charlando con Yasky, vamos tirando puentes.

¿Cuáles son los desafíos y el papel que debe jugar la CTA–A en la ciudad y la CTA en general en este año electoral?

Creemos que los trabajadores tenemos que tener participación en lo político, tenemos que poder ocupar cargos, tenemos que llevar la voz de los trabajadores en esos ámbitos. De eso estamos profundamente convencidos. Ningún armado en el que no estén los trabajadores creemos que puede ser sano. Pero por otro lado también sabemos que tenemos otro rol al de la política. Desde que asumimos en ATE sabemos que tenemos que ser los protagonistas que desgastemos al gobierno macrista, desgaste en el sentido de poner en primer plano la problemática real que tenemos los laburantes, las organizaciones sociales, que tiene el ciudadano común con los tarifazos, con todo lo que nos está pasando. A veces la política tiene un juego más superestructural y no se puede dar el lujo de decir un montón de cosas que nosotros sí podemos decir. Y nosotros estamos convencidos que las tenemos que decir y las tenemos que protagonizar. Y la política se tiene que nutrir de esto, porque si no está la sociedad planteando los problemas que tiene, es muy difícil que la gente después vote otra cosa. Entonces, hoy tenemos a parte de los nuestros convencidos de que Larreta está haciendo una buena gestión por el Metrobús o por lo que está haciendo en el Bajo. Y entonces vos decís: loco, ¿cómo es? ¿Y las villas, y los barrios pobres? ¿Y los laburantes que estamos el 40% por debajo de la línea de la pobreza? ¿Y los subtes que no avanzaron? ¿Y la ciudad que es intransitable de un lado al otro? ¿Y la ciudad que es una de las más caras del mundo? Los laburantes, cuando comemos al mediodía, lo caro que nos sale. Son pequeñas cosas que hacen a una ciudad casi inhabitable y muy cara. El alquiler es carísimo, los créditos son intomables. Y esto lo tiene que decir alguien. Creo que la política tiene que embeberse de esto mucho más, creo que no está leyendo la coyuntura con el dramatismo que esto implica. En los ámbitos que puedo discutir trato de revalorizar la palabra “resistencia”, parece una palabra vieja que quedó en los 70 y nosotros hoy ¿si no resistimos qué hacemos? La política parece que a veces está más para la superestructura, jugando al House of Cards, creyendo que con golpes palaciegos van a mover a estos muñecos, y a estos muñecos los mueven los multimedios, la gente poderosa, los que tienen mucha guita. Y si nosotros no construimos un movimiento popular fuerte, sólido, con organizaciones que tengan capacidad de incidencia, no movés el amperímetro. Por eso la palabra “resistencia” es una buena palabra para discutir en la política, y la política no la toma. Yo creo que uno de los grandes problemas de la política nuestra hoy para discutir el macrismo es esa.

¿Y en ese sentido cómo ves a la CGT en esa clave de resistencia, de poner en primer plano la problemática de los trabajadores?

Y… es difícil. La CGT estalló en mil pedazos. Nosotros pudimos conocer a tipos como Amichetti, Palazzo, que no sólo se quedan en el discurso sino que tienen capacidad de incidencia en los sectores donde están, que se plantaron y se plantan. Yo tenía mis dudas sobre Moyano y volvió, no quiero recordar cómo actuaron en los últimos años de Cristina, pero la verdad es que se lo replantearon y hoy son compañeros y son una de las organizaciones que juega a fondo, se la están bancando, con el riesgo de ir presos. Y después tenés toda otra parte histórica, de los vandoristas, los que piensan la negociación por sobre el conflicto que vos no lo podés creer. El rol nefasto que están haciendo hoy. Le hacían paro a Cristina por ganancias y hoy no se animan a decir que hay desempleo en Argentina. Se plantaron hasta ahí, hasta la reforma laboral, pero dentro de sus gremios están permitiendo una flexibilización horrible. La verdad que es tristísimo el rol de la CGT. Si uno piensa en UPCN es una entrega radical, perder el 30% del salario y no hacer ni un paro. Ni uno. Cerrar las paritarias que están cerrando, para cuidar la obra social. Son parte de otra cosa.

¿Y en esa clave pensás que la CTA tiene que dar el debate adentro de la CGT?

Claro. ATE y CTERA, a nosotros nos cuentan los viejos nuestros, que tenían secretarías dentro de la CGT y no era que modificaban la estructura orgánica o eran mayoría pero condicionaban las políticas de la CGT y podían darle volumen a los gremios más combativos. Yo creo que esas cosas hay que hacerlas. La CTA cumplió un rol en su momento. Por una falta de mirada creo que los dirigentes que protagonizaron los 90 no se pudieron repensar la coyuntura con el kirchnerismo y se fueron a la banquina. Y perdieron la potencia más grande que era esto de reconocer al trabajador en los compañeros que estaban en los barrios, que después fueron el MTD y el kirchnerismo otra vez largó cooperativas estructurando al mundo de la economía popular. Eso lo perdimos, y la CTA perdió terreno muy fuerte frente a lo que fue la CTEP que ocupó esa franja de población que antes representaba la CTA. Yo no sé si el rol histórico de la CTA, por lo menos la discusión que nosotros nos damos, yo creo que los tenemos que seguir representando y todo lo que tiene que ver con el Estado, teniendo un diálogo. Yo imagino que los cartoneros en algún momento puedan ser empleados públicos de la recolección de residuos sólidos. En ese marco tiene sentido que estén en la CTA, y después podemos discutir si entran a ATE o tienen su propio gremio, o qué hacemos. Pero sí me parece que ATE como gremio estatal, como gremio que tiene 300 mil afiliados, que le disputa a UPCN de par a par a nivel nacional, tendría que tener un lugar protagónico en la CGT poniendo una lógica política de las cosas que hay que hacer y las que no.

En esa línea hay muchas coincidencias con lo que plantea Hugo Yasky. ¿Cómo es la relación y la articulación con Pablo Micheli o incluso con la CTA de Cachorro Godoy?

Por perfil de la conducción que ganó y por nuestra experiencia con el peronismo y el kirchnerismo, nosotros nos sentimos mucho más cercanos a Yasky. La verdad que si uno ve la trayectoria de Micheli y la de Victor De Gennaro, Micheli sí comprendió que el camino es la unidad, el camino es con los gremios combativos de la CGT, con la CTA también. La historia lo lleva a estar mucho más cercano a Yasky y la verdad que nos dimos una discusión con Micheli, y en este marco creemos que lleva adelante una política acertada en función de su cercanía con Yasky. A mí me encantaría que profundicen en la unidad y que estemos discutiendo en una mesa de cinco y cinco la unidad de las dos CTA para ir a discutir a la CGT. Bueno, eso pasa a medias. Pero con Victor De Gennaro eso no pasa, con Cachorro Godoy eso no pasaría en lo más mínimo, porque los tipos se ven en políticas mucho más sectarias, no discuten con nadie o discuten con algunas organizaciones que no se sienten ni parte del campo popular. En ese marco la verdad que con Micheli se nos hicieron más fáciles las discusiones, creemos que está en una lógica acertada y las diferencias hacen a la riqueza del proceso. De lo contrario sería muy fácil todo.

 

Este año hay elecciones de ATE, como parte de la agrupación Verde y Blanca ¿Qué caracterización hacés y qué expectativa tenés sobre ese proceso electoral?

 

Nosotros estamos muy ilusionados en poder ganar ATE Nacional. ¿Por qué? Nosotros la elección pasada la perdimos por 30 mil votos, fundamentalmente votos de la Provincia de Buenos Aires en una instancia en donde no pudimos fiscalizar el 100% de las provincias. Nosotros nos dimos una política de crecimiento de la Verde y Blanca y hoy tenemos la Verde y Blanca en todo el país, hoy dimos vuelta provincias, y tenemos a la Agrupación Verde y Blanca en toda la Provincia de Buenos Aires y la podemos fiscalizar con trabajadores de la Provincia de Buenos Aires. O sea que ni siquiera necesitamos ayuda de nadie para poder laburar ese proceso electoral interno de ATE. Entonces eso nos da la ilusión de que podemos ganar. Por otro lado, si vemos la política que desarrolló el Consejo Directivo Nacional, que fue de aislarse de todas las marchas, de todas las actividades del campo popular de estos tres años del país, frente al nuestro que fue participar e incluso crear los momentos, ser protagonistas. La semana pasada fue “el Tanito” (Catalano) a acercar a Estela (Carlotto) con Pablo Moyano, y en la ex ESMA largamos una intersindical con 70 gremios de toda la Capital Federal, y eso fue una iniciativa de ATE Capital. Creemos que si nosotros podemos poner en valor toda esta lógica política, todo este marco de alianza mucho más amplia. Si nosotros logramos que los trabajadores de Jujuy, de Neuquén, y de la Provincia de Buenos Aires, si podemos mostrarles todo lo que hicimos, creemos que podemos ganar tranquilamente.

¿Cuáles son esos espacios con los que articulan y cómo es la relación con la CTEP en la Ciudad de Buenos Aires?

Con la CTEP en Capital tenemos una especie de lógica de representación cruzada en el sentido de que la CTA por historia representa a parte de las organizaciones sociales que están en la economía popular y ellos también. La verdad que con Rafa (Klejzer) tenemos un marco de diálogo y con Grabois también. Los conocemos, tenemos una buena relación, y hemos podido articular distintas situaciones y ser parte de lo mismo y no terminar en una disputa de la baldosa cuando tenemos que discutir la política. No estamos juntos por mirada, por historia, por tradición pero eso también hace a la riqueza de los puntos de vista.

Según los indicadores, este año el deterioro de la clase trabajadora va a ser aun peor que el año pasado ¿Cómo es la situación de los estatales?

Si Macri vino a hacer algo, vino a liquidar el Estado. Y los límites que tuvo fueron los límites que los trabajadores estatales pudimos ir construyendo, en salud y en la administración central de los organismos, porque después vació áreas enteras donde no hubo organización, y donde estamos organizados hay pelea. El otro día los compañeros que trabajan con las garrafas sociales nos contaban que de 600 compañeros quedaron 5, y es un programa que está casi extinto, y los compañeros planteaban cómo podemos organizarnos para que sean las propias organizaciones las que vayan a pedir los recursos que por ley están para que la garrafa social se pueda seguir pidiendo. Y así hay cientos de casos. El gobierno te debate el aborto, habla de género, pero te vacían los programas. Acá muchas compañeras de ATE discuten que el movimiento feminista debe tomar en cuenta a los trabajadores, a la noción de clase y a la pobreza, el movimiento empieza a tener sus discusiones que son ricas en el campo nacional y popular, y hacen también hacia adonde queremos cambiar.

¿Cómo creés que se resuelve electoralmente esto en 2019?

Yo estoy ilusionado en que armemos un frente amplio y que ganemos. Yo creo que líderes como Cristina (Fernández de Kirchner) tienen que estar a la cabeza. Me gustaría que ella ya esté jugando para estar todos militando Cristina 2019 y bueno, no pasa pero me encantaría que pase. Si no es Cristina también creo que tenemos importantes candidatos y podemos ganar. Mi ilusión es que ganemos.

¿Y a Mauricio Macri le ves chances electorales?

Yo creo que no. Si uno tiene confianza, como diría Gramsci, que hay un buen sentido en el pueblo, la conciencia de una nación… no podría seguir gobernando un tipo así. Después sabemos que existen resortes de poder, de manipulación, los medios, las redes, la plata y un montón de cosas que hacen que esa conciencia se complejice. Me cuesta mucho entender que después de 12 años de una Latinoamérica distinta, de un país distinto donde vimos tantas cosas distintas, que haya una mayoría que pueda repetir lo dramático que es esto. ¿Cuál es la buena? ¿Qué gol nos metió? ¿Qué política a favor del pueblo? Porque ni siquiera a los salarios sociales los podés leer como una política a favor.

Hace pocos días hubo una fuerte represión sobre los feriantes de la calle defensa donde la CTA–A fue una de los protagonistas del conflicto, a que atribuís la represión desmedida de Larreta en los últimos meses en particular cuando se trata del espacio público?

Lo que está pasando en la feria es parte del disciplinamiento político-cultural que está intentando Larreta en la Ciudad de Buenos Aires. Es que el cartonero no se vea o el que se ve que sea lindo, que las ferias estén estandarizadas o sino que no estén, y así todo. Es el maquillaje de la ciudad. La ciudad de las luces diría Scalabrini Ortíz. Lo que está pasando con los feriantes es eso, les da lo mismo que sean trabajadores de la economía popular, están dejando fuera a 300/400 feriantes históricos, que hace más de 10 años que están ahí. Cuando nos vinieron a ver les dimos una mano en términos organizativos. El feriante tiene una lógica muy particular y pudimos ir conversando, discutiendo con ellos cómo resistir este proceso y me parece que los compañeros lo fueron llevando de forma impecable. Ahora se está terminando de negociar con la Defensoría de la Ciudad, se pusieron de acuerdo las organizaciones para liberar una de las calles y seguir discutiendo el resto. Esto sería el plafón para que una de las partes históricas esté resuelta. Después quedan un par de calles más que hay que ver cómo se siguen organizando, pero los más organizados obtuvieron un triunfo, que no los rajen de ahí. Larreta como Vidal están blindados, no te sale nada. Nosotros el 1 marzo movimos a todas las organizaciones de la ciudad y no salimos ni en un pirulín en el diario. Y movimos todas las organizaciones, las dos CTA, la CTEP, la CGT, lo que se te ocurra, la Multisectorial, todo el mundo con un planteo muy piola sobre las tarifas en la ciudad con un proyecto de ley en la Legislatura y no te sale. Lo de los feriantes si no había represión tampoco salía y así hay un montón de iniciativas y de resistencia que no salen. Que en esta ciudad el 40% está por debajo de la línea de la pobreza no te lo cuenta nadie, y vos decís es el distrito más rico y la gente cobra 16 mil pesos en la Ciudad de Buenos Aires.

¿Cuáles son las expectativas con la movilización del próximo 4 de abril?

El 4 de abril nosotros creíamos que tenía que ser un paro general, como eso no pasó se armó principalmente entre los gremios y las centrales una convocatoria que se fue amplificando con distintos actores nacionales. La idea es convocar, es ser muchos, y seguir poniendo en crisis a este modelo económico que nos da el macrismo. La idea es mostrar una sociedad movilizada, preocupada, indignada, enojada. No puede ser que siendo un año político no haya conflicto social.

Cafecito