20/10/2018

Juan Grabois, referente de la CTEP

"Si le va bien a los más pobres la sociedad va a ser mejor"

Entrevista a Juan Grabois, dirigente social y uno de los referentes de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Un reportaje sin respuestas de casete, con la generosidad de quien evita en cada pregunta los lugares comunes.
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"Ya conté mil veces la historia del chico de clase media que se fue a vivir a Almagro y se acercó a un grupo de cartoneros", me interpela Juan Grabois con su característica irreverencia, mientras caigo en la cuenta de que es el primer dirigente de mi generación al que voy a entrevistar. Lo que sigue es un reportaje sin respuestas de casete, con la generosidad de un entrevistado que busca profundizar ante cada pregunta evitando los lugares comunes. Grabois explica que en aquellos años de crisis política y económica de finales del 2001 comenzó un proceso personal que "tuvo más que ver con la emergencia de una realidad social más que con una perspectiva político-ideológica. Obviamente había inquietudes políticas e ideológicas pero sobre todo había un choque con una realidad que en las periferias se sentía desde hace muchos años pero que en los centros urbanos aparece con mucha fuerza con los cartoneros". En ese choque Grabois comienza una búsqueda para "poder conceptualizar la realidad más que encajar la realidad en moldes anteriores". Una etapa de mucha militancia "con la energía de cuando uno tiene 18 años".

Lecturas de marxismo clásico "pero de las fuentes, no de las reinterpretaciones", del pensamiento de la izquierda nacional, y "algunos posmodernos como Toni Negri" fueron la base que le permitió explicarse aquello con rigurosidad intelectual y analizarla para luego intervenir en la realidad con un novedoso pragmatismo social.

Un militante nacido al calor de la crisis neoliberal que estalla en 2001, un dirigente social que organizó a los trabajadores descartados del sistema. Combatiendo al Capital después de haberlo estudiado, y acercándose a la Iglesia de la mano de los sectores más excluidos de la sociedad, los únicos a los que pretende defender, a quienes define como "los descamisados de hoy".   ¿Qué importancia tiene la religión en tu perspectiva militante?

Creo que ese es un elemento de muchos militantes sociales que puede ser del 70 por ciento. Ni siquiera me refiero a la base, en la base es mayor. El tipo que asume una perspectiva militante tuvo algún elemento de formación religiosa en su infancia. Es decir que en el inconsciente, en algún lugar de la mente, del corazón, de lo que sea, hay un elemento no racional de solidaridad. Me viene a la cabeza esta idea de Camilo Torres: Uno empieza a militar por la panza porque tiene hambre, por la cabeza porque tiene ideas, o por el corazón porque tiene un sentimiento de empatía. Muchas veces la religión está asociada a esa empatía, sobre todo el cristianismo. Hay una asociación entre la misión en tu vida y lo que le pasa a aquel que está sufriendo, hay una asociación directa. Después en algunas personas mantiene la forma religiosa, en otras no, pero permanece. En un primer momento creo que va por ahí la cosa.

¿Cómo conociste a Jorge Bergoglio?

Cuando Jorge Bergoglio hizo una misa en 2005 para apoyar a los cartoneros ante un conflicto por el tema de las guarderías de los niños durante el gobierno de Aníbal Ibarra. Le pintó hacer una misa en la Catedral y como esto era a 50 metros de donde nosotros estábamos movilizando, que era en la jefatura de Gobierno, fuimos a escuchar y a mí me pegó lo que dijo. Hizo una crítica muy vigente de esta cosa medio pos humanista de que "me preocupo más por el caballo que por la persona", muy de señora que va a la Iglesia del Loreto. En 2007 habíamos hecho una alianza con La Alameda y establecimos un vínculo interpersonal, de compartir algunas cuestiones, con algo muy nuestro que era hacer un esfuerzo para evitar los prejuicios, ir a las fuentes, no tener una interpretación por mediaciones de otros que hablaran de otros. Cuando vos conocés a las personas directamente, muchas de esas interpretaciones se te van, porque en definitiva uno siempre tiene prejuicios.

Esa persona después deviene en el Papa Francisco…

Todos los que teníamos un vínculo relativamente cercano con él sabíamos que era una persona extraordinaria, con una sensibilidad, una capacidad y una comprensión de los signos de la época fuera de lo común, y que era absolutamente malinterpretado desde un reduccionismo muy propio de la época posmodernista, donde si algo no entra dentro de la burbuja "progre" sos de derecha.

¿Qué expresa la economía popular en este contexto social y político?

Para nosotros la economía popular son fundamentalmente los procesos que nuestros compañeros fueron desarrollando para enfrentar el capitalismo de exclusión. Procesos de trabajo que, a partir de medios de producción muy precarios, vienen desde las periferias, desde lo descartado por la sociedad. La basura es un descarte y las personas que desarrollan las actividades de la economía popular en general también son un descarte del mercado laboral. Y con la intervención militante de quienes no provenimos de esos sectores, junto a ellos mismos vamos adoptando formas de organización comunitarias. Hoy, la economía popular representa a la última barrera contra la deshumanización de nuestra sociedad, contra el narcotráfico, contra la violencia y contra la desesperanza absoluta de estar afuera de todos los beneficios de la civilización. Es a la vez una realidad que nos interpela, que no siempre tiene el rostro lindo de la cooperativa porque es una realidad mucho más vasta que el sector organizado equivalente al 10 o 15 por ciento de la economía popular. Pero que a la vez nos plantea como sociedad un desafío, una nueva epopeya histórica que es la integración verdaderamente nacional y popular en las cuales hay tareas muy elementales y evidentes como la integración urbana de los 4.500 barrios populares, villas de asentamiento que no tienen ni cloacas, ni agua, ni luz, eso son cientos de miles de puestos de trabajo. Esa es la gran obra del siglo XXI, así como hacemos un satélite (que está buenísimo), esto también es una gran obra nacional. Tal vez sea la deuda pendiente más grande que tenemos, porque el pueblo pobre inventó sin nada un sector económico. El conjunto de la sociedad y en particular el Estado tiene la obligación de complementar, acompañar y regular ese sector para que la vida de los excluidos por lo menos tenga el mismo piso de dignidad que tiene el otro 60 por ciento de la sociedad.

¿Qué caracterización hacés del gobierno de Macri y por qué creés que pudo llegar a la presidencia de la Nación?

Uno puede hacer una caracterización general y una caracterización más fina. A la pregunta de cómo llegó al gobierno, mi respuesta sería políticamente inconveniente y prefiero que la analicemos en 12 meses cuando ganemos las elecciones. Alguien decía que para el ciclo anterior de gobiernos populares latinoamericanos hay dos respuestas frente a las mejoras económicas: por un lado, la que te da el neoliberalismo que es "te la ganaste por vos mismo, el modelo económico no tiene nada que ver" y la respuesta que te da la iglesia evangélica: "te lo dio Dios", sobre todo para el caso de Brasil. Por el otro lado, la respuesta de la izquierda que es la peor: "fuimos nosotros", que es la más irritante. Esta idea de que todo es gracias al gobierno, en parte creo que tiene que ver con esto: el fetichismo del Estado. Después hay muchas otras razones. La corrupción es una razón, no porque sea verdad el 100 por ciento de lo que dicen, sino sobre la base de muchos elementos que son verosímiles. En mi opinión, una fuerza política cuya bandera principal es la defensa de los intereses de los trabajadores y los humildes, tiene que mostrar en sus cuadros superiores un nivel superior de austeridad que muchos de sus funcionarios no mostraron. Más allá de los delitos que se puedan haber cometido o que se cometieron. Te digo esto planteando que una de las principales tareas que tiene la militancia política hoy es enfrentar el Lawfare o  guerra judicial y los intentos de proscripción particularmente dirigidos a Cristina, planteando que la acusación que le hacen es absolutamente falsa. Pero decir eso no significa negar que hayan existido situaciones graves de corrupción y que es un problema del campo nacional y popular que debe abordarse con la gravedad política, ética y estratégica que tiene. No sólo por el daño que le hace a la sociedad y por el daño político que le hace a nuestra fuerza, sino también porque desmoraliza a la militancia, desmoraliza a los cuadros de administración del Estado y desmoraliza al pueblo. Volviendo a tu pregunta y respecto a la caracterización del gobierno, hoy no es lo mismo que antes de las elecciones de medio término. Hoy el gobierno oscila entre un mal intento de ser un liberalismo pro-mercado al estilo del partido demócrata norteamericano, culturalmente posmoderno, y ser un gobierno de derecha neoliberal reaccionario y represivo. Oscila.  Es una mala caracterización plantear que estamos frente a un gobierno que ejerce la hegemonía fundamentalmente a través de la coerción, no es real.  Con las barbaridades que ha hecho en la economía sigue teniendo un nivel de imagen positiva muy alto, sigue teniendo apoyo de los factores de poder y, en este momento, por más que hay un creciente movimiento de resistencia, no se configura un escenario de estado de excepción. Esto dicho con la salvedad de que la aplicación del Lawfare, que es complejo porque es algo nuevo y muy teledirigido, tiene hoy un objetivo muy concreto: la proscripción de la ex Presidenta. Ese es el objetivo fundamental, después tiene objetivos secundarios como creo es el disciplinamiento de la burguesía nacional lumpen que tenemos. Si uno ve lo que pasó en Brasil las empresas del Lava Jato eran empresas de capitales brasileros que fueron sustituidas por empresas de capitales extranjeros, fundamentalmente norteamericanos. Sin ser muy conspirativo, hay un elemento de competencia comercial pero creo que el elemento fundamental tiene que ver con una estrategia teledirigida a la proscripción de determinados liderazgos del campo popular en Latinoamérica. Y eso sí es excepcional, porque eso sí viola las reglas de la democracia burguesa claramente, pero no es algo que esté generalizado en la sociedad.

¿Cómo analizas el probable triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil y el funcionamiento del sistema democrático en la región?

Lo primero que hay que destacar es que Bolsonaro es producto de un golpe de Estado y que llega a la presidencia por la proscripción del candidato favorito del pueblo brasilero que era Lula. Sin Estado de excepción no hubiese habido Bolsonaro. Después hay otras cuestiones estructurales como las formas de la democracia decimonónica, liberal, burguesa, el desarrollo de las fuerzas productivas y los cambios del mundo que han entrado en una contradicción muy evidente. Contradicción por la que se sale por derecha o por izquierda. Es un sistema que te plantea desde la superestructura ideológica (jurídica -religiosa, si querés), que todos los seres humanos tenemos determinados derechos, que todas las vidas son valiosas, que todo el mundo tiene que tener acceso a la cultura, a la educación, a la vivienda, etc, pero que, además, no se cumple nada para un sector de esa misma sociedad. Por otro lado ese sistema tampoco puede garantizar la seguridad y el orden para aquellos que sí están integrados. Es decir, donde vos tenés un sistema económico de descarte pero que, por un lado te dice "la vida de todos los pibes tiene valor", por lo tanto la policía no puede matar pibes... ¿Los matan? Sí, los matan, pero legalmente no podrían matarlos. Es políticamente incorrecto matar a un pibe, entonces cualquier persona que se dice demócrata no puede matar pibes. Pero aparece por otro lado, otro tipo y te dice "hay que matar pibes", ese tipo básicamente te está diciendo "este sistema democrático no sirve, esto es una mentira, te engañaron. Para que vos vivas bien yo tengo que matar pibes". Y este tipo gana, no A PESAR de eso, gana POR eso". Uno de los cambios que hubo en el gobierno de Macri fue que antes de las elecciones, fundamentalmente antes del caso Maldonado, no reivindicaba la política represiva, de alguna manera se lo veía vergonzante al gobierno con esas cosas. Después de las elecciones empezó a tener una actitud, vinculada a las encuestas y ese tipo de cosas, de reivindicar a Chocobar, de enviar un mensaje antidemocrático, no con el nivel de audacia, de explicitud de Bolsonaro, pero sí de manera subliminal. Porque detectan que hay una crisis de la democracia burguesa para resolver los problemas sociales, fundamentalmente originados en el paradigma tecnocrático económico que hace que no haya laburo para un tercio de la población. Y eso genera un montón de consecuencias. La salida para nosotros, es planteando una renovación del humanismo que sea menos hipócrita y que garantice una vida digna para todos.

 

¿Entendés que es necesaria una reforma institucional del sistema democrático?

 

El capitalismo descarta, la democracia es un sistema de gobierno. ¿Viste la metáfora de la infraestructura y la superestructura de Marx? Vos, sobre una base capitalista, podes tener monarquía, dictadura, democracia parlamentaria, democracia presidencialista... Ahora, entre el capitalismo del siglo XXI y el capitalismo de exclusión hay una contradicción, como entre esa superestructura y ese ideario democrático que emerge de la Revolución Francesa, y la realidad económica actual. Una contradicción muy grande que ahora se agudiza. Y evidentemente requiere reformas institucionales pero esas reformas tienen que ver con qué orientación le quieras dar. Puede haber reformas institucionales que sean restrictivas, regresivas y que cristalicen el estado de desigualdad e injusticia actual, y puede haber otras reformas que vayan en el sentido contrario. Esas reformas son absolutamente necesarias porque, por ejemplo, el sistema de división de poderes hoy es una pantomima ridícula: no funciona, nadie cree que funciona, nadie cree que los jueces son independientes. Ahora, con esta caracterización vos podés llegar a la conclusión de que hay que eliminar a los jueces, eliminar el Congreso y que gobierne Bolsonaro. O podés llegar a la conclusión de que hay que construir otra forma de democracia, con mayores niveles de participación popular.

¿Y el rol de los grandes medios de comunicación?

Los medios de comunicación son efectivamente, por lo menos en el terreno político, la sustitución del Poder Judicial. En gran medida el poder que han logrado concentrar atenta objetivamente contra la democracia representativa tradicional. Y las regulaciones existen, esto tiene que ver con volver a pensarlas.

¿Qué porcentaje de impericia y qué porcentaje de intencionalidad le atribuís al gobierno en el manejo de la economía?

Creo que en este momento ya no hay ni impericia ni intencionalidad. El gobierno es una administración colonial de la política económica del Fondo Monetario Internacional. Ya es un problema de cipayismo, de entreguismo, le entregaron la política económica a un organismo internacional.

¿Qué lugar tienen los sindicatos en la conformación de un espacio opositor a este gobierno?

Si las cosas no han sido peores es por la resistencia del movimiento obrero, el movimiento popular, los movimientos sociales. Creo que fue muy significativo para frenar el ajuste en la primera etapa y sigue siendo significativo para evitar el ajuste en esta segunda etapa. Creo que tuvo y que tiene un rol fundamental, sin soslayar las diferencias que hay entre los distintos agrupamientos, los dirigentes, y sin dejar de lado que es necesaria una auto-reforma sindical que no puede ser impuesta desde afuera. Sin olvidar que la CGT tiene una deuda con nosotros, con los sectores de la economía popular, ha habido un reconocimiento por parte del Estado argentino, por la OIT, hasta por el Papa. La central obrera solamente de palabra plantea que los compañeros de la economía popular son trabajadores pero no los acepta dentro de su estructura orgánica, no les da derecho a participar de los congresos, etc. (Juan Carlos) Smith era un soldado de esa causa y ahora ya no está más en la conducción. Si hubiésemos podido avanzar en eso tendríamos mucha más fuerza para enfrentar el ajuste. Pero aun así ha sido muy importante la capacidad de resistencia de los trabajadores en Argentina, muy superior a Brasil. En nuestro país no pasó la reforma laboral, por ejemplo

¿Cómo ves el futuro de la región de acá a un año?

De acá a un año lo veo conflictivo, tensionado, crispado, pero creo que va a haber un ascenso del movimiento popular en la Argentina que va a repercutir positivamente en el movimiento popular latinoamericano en términos sociales, y en términos políticos también.

¿Cuáles son los límites y las posibilidades de las organizaciones sociales en la construcción política de un espacio opositor?

Siempre sostengo que en este momento del desarrollo político argentino es muy importante ser consciente de la autonomía relativa de las herramientas sindicales y sociales y de las herramientas de representación política, sobre todo porque la crisis de representatividad que estalló en 2001 sigue vigente, no fue superada por un sistema mejor de representación. Los movimientos populares que construyen la historia en la cotidianeidad y desde abajo, que es desde donde milité toda la vida y que creo que es lo más importante, tienen que sostener una relativa independencia, autonomía del proceso político superestructural. Me refiero a los movimientos como organizaciónes, como estructuras. Dicho esto, en los movimientos también se forja militancia y esa militancia que se forjó en los movimientos tiene que seguir sin abandonar su trinchera en la base. Los de PODEMOS en España, salvando las diferencias, dicen que uno de los grandes problemas que tuvieron fue que cuando ganaron gobernaciones todos los cuadros de las organizaciones sociales pasaron al Estado. Bueno, el que no se da cuenta que eso es un suicidio y es una catástrofe está mirando otra película, porque pasaron a la política meramente electoral. Entonces creo que es muy importante preservar el movimiento popular, sobre todo en el sector de la economía popular, de la fragmentación, dispersión y todas esas cosas malas que trae la política liberal. Pero desde luego también soy consciente que las elecciones del año que viene son bisagra, son muy importantes, que nuestra generación militante, quienes empezamos a militar a fines de los ’90, a partir del 2001 y después, tenemos un aporte que hacer en la política superestructural y en ese sentido va a haber muchas contradicciones al interior del campo popular. Con un grupo grande de compañeros estamos armando un espacio que se llama Frente Patria Grande. Nuestra visión tiene que ver con la reivindicación crítica de los procesos populares latinoamericanos del siglo XXI, con la denuncia de las intentonas proscriptivas de los liderazgos de estos procesos (que en Argentina tiene que ver con la situación que atraviesa la ex Presidenta) para impulsar un frente patriótico antineoliberal, democrático, donde esté nuestra generación, o al menos un sector de nuestra generación que no fuimos kirchneristas ni lo somos. Y no lo decimos con vergüenza, la verdad que si yo fuera kirchnerista lo diría con mucho orgullo pero tengo diferencias, tengo diferencias pero también tengo muchos puntos de encuentro y de contacto, y a partir de ahí podemos empalmar con esa experiencia histórica, con nuestra propia identidad, con nuestras críticas y con un planteo de algunos puntos estratégicos de proyecto de país.  Queremos acumular la fuerza suficiente para que, eventualmente, en un nuevo gobierno popular se puedan desarrollar cosas que no se desarrollaron en la etapa anterior y cosas que ni siquiera estaban planteadas. Ahí hay una línea de intervención que tiene sus contradicciones, sus problemas, pero que nosotros tenemos muy madura de que hay que avanzar por ahí. Pero insisto en esto, eso es una cosa, y distinta es la estrategia de la CTEP, de los movimientos populares y del bloque sindical, porque ahí vamos a tener diferencias, como las tenemos en la CTEP. Nadie tiene derecho a monopolizar el capital simbólico, mucho menos la estructura que se construyó para la defensa de los intereses de determinados compañeros que están muy mal en términos de derechos sociales, por una plataforma político-ideológica que puede ser un acierto o puede ser un error, pero aunque sean tan importantes las elecciones del 2019 como lo son, siguen siendo elecciones y sigue siendo coyunturales. Y lo que no es coyuntural es estructural, y lo que es estructural es la situación de los compañeros de la economía popular, por ejemplo. En ese sentido la organización vence al tiempo y uno no puede rifar la organización por una apuesta política. Es un sendero estrecho y hay que tratar de manejarlo con honestidad, con paciencia, y ojalá que lo podamos hacer.

¿Tus diferencias con el kirchnerismo implican que tengas diferencias con Cristina Fernández de Kirchner también? ¿Son equivalentes?

Yo tengo diferencias con Cristina Kirchner, no son equivalentes a las que tengo con el kirchnerismo. Hay una diferencia que parece una tontera pero es muy importante y es la diferencia de trayectoria, que es desde donde ve uno la realidad. Nosotros la vemos desde un sector que es el sector con el que vivimos y trabajamos desde el 2001, y que es el sector que a pesar de quererla mucho y valorarla mucho a Cristina y votarla, y de reconocer que su vida ahora, es peor de lo que era antes, todavía no tiene cloacas, no tiene agua, no tiene luz, no tiene calles para no embarrarse, las escuelas se caen a pedazos y no desde hace dos años. Es decir, un sector que no recibió plenamente los frutos del crecimiento económico de los años de los gobiernos de Cristina y de Néstor Kirchner. Ya desde esa trayectoria si uno no tiene una perspectiva crítica tenés un problema, y tenés un problema porque estás negando la realidad. Después hay otras cosas que tienen que ver con lo generacional y con lo ideológico. Pero hay puntos de contacto que son superadores, por ejemplo: la perspectiva geopolítica latinoamericana, es un elemento estratégico fundamental. La perspectiva soberanista si se quiere, el no ser una semi-colonia de los poderes financieros internacionales. Después uno puede tener diferencias de matices en qué se da la correlación de fuerzas y en qué no, cuál es el nivel de independencia real que se puede obtener, pero al menos desde cómo te plantás frente a los poderes hay una diferencia sustancial entre lo que pasa ahora y lo que pasaba hace un par de años. Y desde luego el modelo económico, modelo que nosotros no idealizamos, creo que le dicen ¿desarrollo con inclusión? Nosotros decimos que es un modelo de derrame inducido, es decir, es lo mismo que el modelo de derrame sólo que con una inducción del Estado más fuerte, con un elemento redistributivo más fuerte, pero redistributivo desde el punto de vista del ingreso no de la riqueza. Entonces hay situaciones estructurales de la Argentina, no de la pobreza sino de la riqueza, como la concentración de la tierra, que no solamente no se revirtieron sino que se profundizaron, y ahí hay una diferencia con el modelo económico. Diferencia que puede tener que ver con una evaluación de la correlación de fuerzas en la capacidad de avanzar, pero que son diferencias. Para nosotros tiene que estar planteado en el orden del día que con esta estructura de propiedad rural en la Argentina no hay desarrollo posible.

¿Dónde vas a estar el 10 de diciembre de 2019?

Es jodida esa pregunta, yo te puedo decir qué voy a estar haciendo el día después de las elecciones que es: festejando el triunfo. Y el triunfo de una lista que va a encabezar, casi con certeza, la ex Presidenta. ¿Qué vamos a hacer después? Depende de muchos factores. Nuestra línea, o el elemento más profundo de nuestra línea, la prioridad de los compañeros que venimos de los movimientos populares y sociales que están en el Frente Patria Grande es garantizar que el presupuesto y los instrumentos de aplicación de una política nacional de urbanización de todas las villas de asentamiento, de creación de tres millones de puestos de trabajo en la economía popular, y de reforma agraria aunque sea en una escala mediana, estén en el presupuesto y que estén en el diseño de las políticas públicas, esa es nuestra tarea. Garantizar que el sector de la economía popular esté priorizado dentro de la estrategia política nacional con la orientación de organización comunitaria y desarrollo de poder popular. Si el 9 de diciembre eso no está garantizado, el 10 de diciembre yo voy a estar puteando. Así como estuve festejando el día que derrotamos al neoliberalismo, voy a estar puteando al modelo de derrame inducido. Si podemos garantizar eso seguramente voy a estar colaborando para que se puedan desarrollar esas políticas. Acá hay una diferencia que se la digo siempre a los compañeros: había un cantito, yo lo entiendo y no estoy criticando a nadie, un cantito que decía "soy soldado de Cristina y del pingüino". Yo no quiero que sean soldados de nadie, que sean soldados de los pobres, y eso quiere decir defenderlos de todas las cosas que están mal, las haga quien las haga. Obviamente uno se puede equivocar, puede pensar que está mal algo que no está mal, pero por lo menos ese es el espíritu. Y la verdad es que hay cosas que son muy elementales y muy evidentes, hay cosas donde no hay margen de error. Si vos no tenés priorizado la urbanización de los 4.500 barrios populares que hay en Argentina, no estás priorizando a los sectores más excluidos. Si vos no tenés una política para que el 30 y pico por ciento de trabajadores de la economía popular tengan obra social, ART, sueldo anual complementario, no estás priorizando nuestro sector. Entonces, ese es un elemento fundamental. Después nosotros tenemos una serie de planteos más de política general, y cuando yo lo planteo en estos términos algunos compañeros que no son del sector me dicen "vos pensás todo como sindicalista", "pensás todo desde tu gremialidad". Y la verdad que sí. Yo trato de defender los intereses de un sector de la sociedad, no del 100 por ciento. Creo que, indirectamente, si le va bien a los más pobres la sociedad va a ser mejor, pero la verdad que a mí lo que me importa más es el 25 por ciento que está debajo del todo, el resto, francamente, no me importa tanto. Y la verdad que yo lo digo burdamente, y los compañeros me dicen que no lo diga en público porque queda mal, pero la verdad es lo que pienso. Es una cuestión que está en la doctrina social de la Iglesia, es la opción preferencial. Hay una opción preferencial, no es lo único pero sí es lo más importante, que para mí tendría que ser lo más importante para todo el movimiento popular, para el peronismo, para la izquierda, y que son los descamisados del presente. Pero ponele que no sea lo más importante, por lo menos que sea importante, por lo menos que sea una prioridad. Que sea tan importante eso como la renegociación de la deuda externa, o como el desarrollo de las pymes y la industria textil, o la política de memoria, verdad y justicia. Esto tiene que tener el mismo nivel de prioridad en la agenda pública, y eso va a ser un poco lo que yo voy a empujar, y si eso tiene cabida será muy bueno y yo estaré acompañando, y si no tiene cabida estaré peleando. Ahora, esto es algo muy importante: con independencia de lo que haga yo y lo que hagan algunos compañeros, la CTEP tiene que estar en estado de alerta y movilización constante, con un gobierno neoliberal y con un gobierno popular también, porque ni el mejor de los funcionarios puede desarrollar una política popular si no hay organización popular que la sostenga, y el peor de los funcionarios no te puede cagar si la organización popular está ahí para marcarle la cancha. Es una de las críticas que nosotros le hacemos a compañeros de organizaciones kirchneristas, excelentes compañeros, excelentes organizaciones, gente totalmente comprometida con los humildes, de decirles: tendrían que haber peleado más, porque esto estaba mal y todos sabían que estaba mal y bueno. Crítica que muchos compañeros aceptan, entonces no repetir lo mismo porque un riesgo para nuestra generación que no venimos de esa experiencia y que le pasó a muchos es el fervor de los conversos. De repente te enamorás de la política superestructural y pensás que todo se arregla desde el despacho de un ministerio y la realidad es que se arregla muy poco desde un despacho de un ministerio. Obviamente que hay un elemento superestructural muy importante que son las decisiones presupuestarias, pero después en la bajada a la realidad si la base social no está fuerte, no pelea, no tiene capacidad de interpelar al funcionario, aunque el funcionario sea un tipazo o una mina de primera, si no podés interpelarlo y decirle "no está pasando lo que vos decís". Eso es el poder popular y eso es lo que nosotros no podemos rifar. El día que algún compañero o dirigente tenga un rol en la superestructura, la organización tiene que seguir manteniendo su capacidad de interpelar.

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