20/04/2019

Daniel Menéndez, coordinador nacional del Movimiento Barrios de Pie

"Este gobierno introdujo la vuelta al hambre"

Entrevistamos a Daniel Menéndez, uno de los principales referentes de Barrios de Pie. Habló de su reciente alejamiento de Libres del Sur, la urgente necesidad de unificar a la oposición y, por supuesto, de las elecciones generales de este año en las que "el límite es Macri".

Su primer contacto con la militancia fue a finales de los 90 mientras estudiaba en el Carlos Pellegrini. Con el inicio de la universidad en la carrera de Sociología y desde la agrupación Venceremos empezó a realizar tareas sociales de alfabetización en un lejano barrio de Ingeniero Budge. Hacia finales del año 2000, con la crisis del neoliberalismo en nuestro país habían proliferado los comedores y los espacios de contención ante la problemática del hambre en Argentina. Fue así que Daniel “Chuky” Menéndez, entre la militancia estudiantil y la militancia territorial, fue trabajando en la conformación y el desarrollo de la organización social Barrios de Pie hasta llegar a ser su Coordinador Nacional. Hoy además integra el espacio político SOMOS junto a Victoria Donda y otros compañeros tras el alejamiento de Libres del Sur, promoviendo un espacio lo más amplio posible para lograr en las próximas elecciones el final de la experiencia neoliberal del gobierno que encabeza Mauricio Macri, un gobierno que “volvió a instalar el hambre” y al que da por terminado.

¿Qué es Barrios de Pie? ¿Cuándo y como surgió la necesidad de organizar a los sectores mas postergados?

Barrios de Pie es una expresión y una experiencia de un espacio más amplio que tiene que ver con los movimientos sociales en la Argentina, con el desarrollo de lo que fue el despliegue de organizaciones sociales a finales de los 90 y principios del 2000 y abreva en la experiencia de la militancia social que existe en nuestro país. Yo también tengo una militancia política en el espacio político que fundó el movimiento y básicamente tiene que ver con una experiencia puntual enmarcada en la participación popular, en la resolución de los problemas de los vecinos y de la gente buscando el protagonismo a partir de la participación y el involucramiento de la gente en los barrios más humildes que también están sometidos a una serie de prácticas que nosotros buscamos desterrar, que tienen que ver con la vieja política, con la política tradicional, buscando esquemas que tengan que ver con la participación, con lo comunitario, y sobre todo con el pueblo en la calle y movilizado. Si bien lo propio de los movimientos sociales es la movilización como elemento dominante -y nuestro movimiento se asienta en esa lógica-, creemos que es necesario, y eso lo fuimos trabajando año a año, cambiar la cultura política del asistencialismo, de la prebenda, con las dificultades que existen en el territorio, para organizar social y políticamente a los vecinos. Y creemos que es clave -como una variable determinante-, la lucha, la organización y el pueblo movilizado. No creemos en la política que está escindida de la participación popular y en ese sentido el movimiento tiene esa lógica.

¿Cómo es la relación con otras organizaciones sociales como la CTEP o la CCC? ¿En qué coinciden y en qué se diferencian?

A partir del 2015 con la llegada del menemismo… (risas)... digo, del macrismo, lo que se dio es una instancia de unidad muy importante. Nosotros creemos que a finales de los 90 y con la crisis del 2001 los movimientos sociales eran un actor político que tenía una voz y una incidencia en la realidad muy importante. Con la emergencia del kirchnerismo nosotros optamos por participar en los primeros años del mismo. Creemos que se dieron avances muy importantes en la disputa por un cambio de paradigma, por pasar de una política neoliberal a una política de desarrollo y avances muy claros en las cuestiones sociales de nuestro país. Y los movimientos sociales ocuparon un rol político importante pero también, con el correr del proceso político, se fue desdibujando su importancia. Creemos que con la crisis que implementó el macrismo, con la necesidad de expresar en la calle los reclamos concretos del malestar que existía por una pérdida de derechos y por el deterioro social, eso sumado al proceso de unidad que se dio en la Argentina, pudimos construir un actor social y político. Creemos que lo que dio ese proceso de unidad es constituir a los movimientos sociales y a un sujeto que está detrás de lo que expresan los movimientos sociales que es el trabajador precarizado, los trabajadores más humildes, como una instancia de representación social que expresa una agenda. La agenda del campo nacional y popular está asentada en los trabajadores, y la consolidación de la pobreza en los últimos 30 o 40 años hace que sea necesario que emerja una representación de ese sector. En ese sentido me parece que la unidad de los movimientos populares lo que le permite es darle legitimidad a esa voz. Porque tiene que ver con una unidad sectorial, con una unidad que es plural en la política, con distintas tradiciones, de izquierda nacional, tradicional, peronista. Parece que todo, con distintas vertientes y distintas procedencias, permitió darle una legitimidad al actor que se para por sobre los intereses partidarios. Me parece que eso fue un aporte importante y me parece que eso tiene que ver con un elemento distintivo de la época, que tiene que ver por un lado con expresar la resistencia al macrismo, con expresar socialmente a un sector, con acompañar los reclamos con una agenda propositiva: la emergencia social, la emergencia alimentaria, la integración de barrios populares. Y con una vinculación con el resto de los actores como puede ser el sindicalismo, la CGT, y la Iglesia. Me parece que se constituyó en una experiencia muy interesante y que tiene el objetivo de perdurar en el tiempo.

¿Cuáles fueron los motivos por los que te alejaste de Libres del Sur?

Me parece que Libres del Sur se equivoca a finales del año pasado cuando ve la salida al macrismo sin diálogo con el sector que representa el kirchnerismo. Eso te lleva necesariamente a opciones que tienen una apuesta a trascender, digamos, el liderazgo de Cristina y lo que expresa el kirchnerismo, y eso te aísla y te lleva a expresiones marginales como la de (Juan Manuel) Urtubey. Que incluso en algún caso de tener éxito de llegar al gobierno, seguramente serían un gobierno similar al de Macri. Nosotros teníamos una mirada muy crítica de lo que fue el derrotero de Libres del Sur, sobre todo después del 2013. Nosotros compartimos una premisa en el 2009 con Martín Sabbatella una mirada crítica del kirchnerismo, y de asentarnos a la izquierda del kirchnerismo. Ese espacio se fue agotando cada vez más y nosotros, sobre todo con lo de UNEN, tratamos de hacer la elección con (Hermes) Binner en el 2011 juntando a un sector del radicalismo e ir por una disputa en el 2015, lo que se veía era que la representación del espacio de centroizquierda estaba asentada en el kirchnerismo. Y lo que terminó sucediendo fue un radicalismo corrido a expresiones de derecha que es lo que expresaba (Mauricio) Macri. Entonces las posibilidades para ganarle al kirchnerismo, con la capacidad de contención que tenía el espacio social y político de centroizquierda, era siempre construir a la derecha, que es lo que estaba vacante. Desde las críticas -que son valederas y que nosotros reivindicamos- desde este nuevo espacio político que estamos construyendo y que son los límites, en un montón de aspectos, del desarrollo económico, las dificultades para pelear con la inflación, los niveles de pobreza que se mantenían y que expresaban un ocultamiento antes que hablar con franqueza ante la sociedad y cómo poder resolverlo, y dar un debate al interior del campo popular, los esquemas de conducción del campo político, que se fue separando por capas como una cebolla, primero fuimos nosotros como parte de cierto progresismo transversal –que pudo ser también Luis Juez-, un espacio sindical como (Hugo) Moyano, un espacio del peronismo como Alberto Fernández y (Sergio) Massa. Me parece que todo eso es una mirada a rever porque las dificultades que tiene nuestro país no se pueden resolver con un núcleo acotado, en términos de espacio político y en términos de actores. Esa es una crítica que nosotros tenemos, los límites también los sostenemos, pero me parece que en esa crítica lo que no había, y que evidentemente se vio después de que el radicalismo en Gualeguaychú opte por llevarse todo eso que se armó con UNEN hacia el acuerdo con el macrismo, es que evidentemente no había ninguna posibilidad de disputar ahí una salida superadora del kirchnerismo. En eso había un sector de la militancia que lo empezaba a procesar en términos de experiencia autocrítica y cuando llegaba el momento en que se empezaba a dibujar el escenario electoral sobre finales del 2018, la emergencia del avance judicial contra Cristina por los cuadernos te mostraba que era una figura crucial para cualquier opción política y ahí hubo una tensión muy fuerte que en octubre del año pasado derivó en que nos alejáramos de esa expedición política con la que convivimos durante muchos años pero que tenía una tozudez en la caracterización con Cristina y en negarse a establecer, sosteniendo aún las críticas que tenemos como las tienen otros sectores que se volvieron a acercar como puede ser el moyanismo, “Pino” Solanas, los gobernadores, y en unos meses seguro Massa también si te descuidás. Todo esto expresa una búsqueda de superar esta etapa donde es innegable que tenés que tener una instancia de acompañamiento, de acuerdo, y de búsqueda de síntesis con el kirchnerismo.

¿Cómo definirías el rol que tuvo la conducción de la CGT durante estos años de gobierno de Macri?

Me parece que fue variante. En general, como siempre en la historia de la CGT, hay sectores más dialoguistas y hay sectores más luchadores. Esa es la tradición del movimiento obrero. Me parece una simpleza plantear una cuestión de acompañamiento o no, porque ha habido otros sectores que no lo han hecho, y siempre estuvo esa tensión en la historia del movimiento obrero en el país. En relación con el sector de la economía popular me parece que se abrió una discusión de integrar la unidad del movimiento obrero sobre la base de reconocer a los trabajadores de la economía popular que tuvo mucha potencia. Si bien no se pudo coronar, me parece que se abrieron debates interesantes y que eso es un punto importante, que el desarrollo de la unidad de los movimientos populares pueda establecer un vínculo y un debate alrededor de la CGT y de su integración, me parece que es un paso interesante. Después me parece que hay, sin duda, momentos a lo largo de estos años donde lamentablemente no primó un sector más cuestionador a las políticas económicas. Parece que hubo un sector que es respetable pero con el que obviamente no compartimos, porque incluso la dinámica de los movimientos sociales es estar en la calle y reclamar. Parece que ha habido un sector que pagó un alto costo político por acompañar al gobierno. En un momento la CGT tuvo una posibilidad clara de liderar y establecer un proceso de recomposición de su imagen con el resto de la sociedad, y me parece que la desperdició. Nosotros teníamos un diálogo muy bueno con (Juan Carlos) Schmidt en el primer triunvirato de Schmidt-Daer-Acuña. Teníamos una corriente de acuerdo estratégico en la mirada, en la incorporación, en las críticas al modelo económico con él. Después (Héctor) Daer fluctuaba, por momentos tenía una postura de crítica que me parece que no la pudo aprovechar porque hubo un momento donde la CGT pudo haber expresado un reclamo. Y por supuesto con los sectores que se fueron alejando también, con (Sergio) Palazzo, con Camioneros. Camioneros en un momento acompañó a ese triunvirato con el que tuvimos acuerdos importantes. Hoy tenemos diálogo desde Daer hasta Palazzo, por poner las dos puntas del espacio sindical. Si bien venimos de una tradición de izquierda, y tenemos un apego con una mirada de una CGT en la calle, tenemos un valor en la unidad del movimiento obrero. Creemos que es un valor en sí mismo, creemos que es importante discutir con todos los sectores del movimiento obrero porque un paro de la CGT es un elemento de presión muy importante que no lo hacen sólo los que expresan una punta de lanza en la confrontación con el modelo neoliberal. Pero sin dudas nosotros vamos a estar con aquellos que son punta de lanza. Vamos a acompañar el paro del 30 de abril. Estuvimos en cuanto paro hubo y también seguimos tratando de que ese monstruo enorme que es la CGT pueda actuar en bloque. Nosotros creemos que antes que armar otros espacios sindicales hay que buscar la unidad entendiendo los matices. La tradición política de nuestro país muestra que pocas veces se dieron esos procesos pero me parece que con toda la tradición político-sindical que hay en nuestro país, la alta sindicalización, y el volumen que adquieren las centrales obreras y los sindicatos, son un factor de poder determinante.

 

¿Cómo ves la situación social en la Argentina actualmente?

 

Creo que finalmente se terminó de coronar lo que las políticas económicas neoliberales traen a este tipo de sociedades: mayor fragmentación, aumento de la pobreza. Lo que este gobierno introdujo es la vuelta al hambre. Estamos en la etapa final de un gobierno, donde el fracaso es más nítido, donde hay una decepción/sensación de estafa de una parte de la sociedad, donde la palabra del Presidente está devaluada. Parece que hay una clara derrota en términos económicos, de la posibilidad de implementar un plan como el que ellos tenían, producto de la crisis social que genera. Volvieron a instalar el hambre como un problema. Eso no estaba. Porque es verdad que ha habido ciclos a lo largo del kirchnerismo, pero incluso este gobierno tiene sustentabilidad y capacidad de gobernabilidad porque hay una serie de políticas sociales que se instauraron durante la década pasada y hoy ellos (los funcionarios del actual gobierno) se golpean el pecho planteando que las extendieron. Entonces parece que la búsqueda de un futuro mandato del gobierno tiene que ver con desmantelar esos derechos. Instalan debates alrededor de sus usinas diciendo que 8 millones de argentinos sostienen a 20 millones que reciben la asignación universal por hijo, las moratorias jubilatorias, al conjunto del sistema jubilatorio y previsional. Me parece que ese Estado, expresado en distintos aspectos de derechos que se fueron desarrollando, explica que hoy se pueda sostener este nivel de parate en la actividad económica y deterioro en la actividad productiva y en el entramado productivo que hay.

¿Cómo imaginás la situación social actual sin esos 12 años de kirchnerismo?

Hubiera sido como fue el final del menemismo o el segundo mandato de (Carlos) Menem. Esto no tiene sustento porque la actividad económica, ya de por sí, no incorpora a todos los que están económicamente activos. Si no hay un Estado de bienestar adaptado a esta etapa que atienda al que no tiene los aportes para que se pueda jubilar, que al que no tiene laburo o tiene laburo en negro pueda cobrar su asignación. Sin un Estado que no pueda asistir de alguna forma a alguien sin laburo es inviable la sociedad. Aún con esa situación, la pérdida de poder adquisitivo producto de la inflación, sobre todo de los alimentos, hace que eso también empiece a ser bastante ineficaz.

¿Imaginás 4 años más de un gobierno macrista?

No, yo creo que perdieron. Creo que no hay ninguna posibilidad de que el gobierno pueda ganar, y creo que si gana no tiene ninguna posibilidad de completar su mandato. Me parece que no hay margen para la política económica que están llevando adelante. Si ganan y quieren seguir adelante legitimados por la voluntad popular y vivir en un Estado mínimamente democrático tienen que hacer otra cosa que no pareciera que esté en su manual de cómo gobernar. Se los ve ahora, están discutiendo una especie de control de precios y ya no saben ni qué hacer con eso, no tienen idea, no está en su caja de herramientas y el problema les explota y tienen que forzarse a agarrar otra escuela de pensamiento, otra mirada del mundo, y les sale mal. Creo que lo mejor para ellos, hasta para ellos mismos, es entregar el gobierno y dejar que otros lo arreglen. Creo que incluso algunos sectores de poder, si existe una unidad del peronismo incluso con Cristina, van a buscar una instancia de transición donde cualquier acuerdo con el que gobierne en la Argentina va a ser mejor que esto, salvo que haya sectores de poder que quieran que esto continúe para que se genere una crisis mucho más profunda y venga otro experimento. Pero por lo que uno ve en la sociedad y por las perspectivas que puede haber si estos siguen gobernando me parece que sería raro que puedan ganar por la voluntad popular.

¿Y por qué creés que Macri aun sigue siendo un candidato con posibilidades de ser reelecto según las encuestas?

En la Argentina hay un sector que antes de que gobierne el peronismo va a votar cualquier cosa. Yo creo que hoy la diferencia es que el núcleo duro del espacio más kirchnerista y el núcleo duro de Macri hoy está siendo perforado producto de la crisis económica. Hay mucha decepción, no se sabe a quién votar. Por supuesto que si la alternativa es una alternativa que reivindique todo lo hecho por el kirchnerismo durante los años anteriores va a ser más fácil para el gobierno poder discutir porque hay un sector al que si le dibujan un Frankenstein enfrente y una estigmatización de una alternativa política puede ser que arañe un poco, pero en términos generales es muy difícil producto del deterioro que ha generado. Es evidente que esto fracasó hasta para los mismos votantes. Después debe haber un núcleo duro del 20% o 25% que son gorilas, esto es así y no les importa el contraste de la realidad. Me parece que este gobierno no ganó con votos gorilas nada más, además los sectores conservadores y reaccionarios están esperando ver cómo se arma la oposición.

¿Cómo definirías a los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández?

Me parecieron gobiernos que con sus más y sus menos intentaron construir una sociedad igualitaria. Me parece que el primer gobierno de Néstor fue el que más lo logró. En términos de las características de nuestro país, lo hizo saliendo de una crisis muy difícil, construyendo una macroeconomía sana que hizo posible el desarrollo industrial, que permitía un montón de avances incluso en lo simbólico. Creo que el gobierno de Cristina, con la crisis internacional del 2008 sumado al avance de las reformas tributarias planteadas con el campo, devino en una serie de inconvenientes. Me parece que fue acertada la forma en que lo resolvió, promoviendo la asignación universal por hijo, promoviendo una serie de medidas con las que fue recuperando vigor después de la derrota de medio término. Y después me parece que el problema principal y más criticable es que se fue cerrando, en lugar de abrir se fue cerrando en una reivindicación permanente de lo hecho, en no aceptar críticas, en no convivir con lo complejo que es nuestra sociedad, con matices en la construcción política, y eso finalmente hizo que no se pueda continuar. Sumado a los problemas estructurales de la economía que había, y el desarrollo del país no es fácil. Ahí también se han cometido muchos errores. Errores en términos de una idea económica y errores en términos de la construcción política, me parece que fue tendiendo cada vez más a encerrarse en lugar de tender puentes y construir acuerdos que esta sociedad tan compleja necesita, sin dejar de teñir un perfil popular, incluso de izquierda que tenía cierta parte del kirchnerismo, me parece que sí necesitás tener más espalda para enfrentar los problemas que tiene nuestro país.

El brazo político que han construido con Victoria Donda después de la salida de Libres se denomina SOMOS, ¿Con quiénes articulan políticamente en el país y en la Ciudad de Buenos Aires?

Lo que nos llevó a alejarnos de Libres del Sur es lo que nos lleva hoy a acercarnos a otros sectores. Nosotros creemos que hay que juntar a todos los que se quieren unir contra Macri, sin vetos, dialogando con la identidad kirchnerista que es la primera minoría y por tanto no puede prescindirse de ser parte de un espacio. Nosotros creemos que tenemos que aportar al kirchnerismo o al campo popular desde nuestra identidad, que tiene que ver con el progresismo, con reivindicar parte del camino que hemos transitado… eso implica ser diferentes. Y nosotros creemos que lo que hoy tiene que gobernar en el futuro es un espacio político plural. Creo que es un error si el kirchnerismo plantea cerrarse sobre sí mismo, creo que no es bueno. Nosotros intentamos ampliar ese esquema a través de Felipe Solá, nos agrupamos los movimientos populares alrededor de su figura con la idea de ampliar también el espectro y el sustento de legitimidad que existe. Me parece que vamos a transitar ese proceso con estas ideas, por un lado hacer “pan con pan” no sirve, nosotros tenemos que juntar pan con queso, tenemos que juntar identidades diversas. Creo que eso puede construir legitimidad que rompa el techo que todos le auguran a la oposición. Nosotros lo vamos a hacer en la Ciudad de Buenos Aires con Victoria, en la Provincia de Buenos Aires y en el resto del país con las representaciones que tenemos, con los movimientos populares, y creemos que si eso se da hay muchas posibilidades de ganar.

¿El límite es Macri?

El límite es Macri. Nosotros creemos que tiene que haber un espacio donde esté el kirchnerismo, donde esté Felipe Solá, donde esté Sergio Massa, donde estén todos los gobernadores, donde estén los movimientos sociales y donde esté el progresismo expresado en Victoria, que es quizá la expresión más importante, pero también están Claudio Lozano, “Pino” Solanas. Me parece que a todos esas figuras es posible expresarlas en un mismo espacio político que hoy tiene todo en términos de representación para ganar.

¿Cuáles son tus expectativas frente a las próximas elecciones presidenciales?

Ese es el espacio, yo creo que vamos a ganar. No tengo dudas que vamos a ganar si se da un armado de estas características. Después, si hay sectores que se cierran y hay una división, bueno, ahí en cada caso cada uno tiene que hacerse cargo de cara a la sociedad porque la sociedad está mirando muy claramente quien antepone su ombligo a los destinos del país. Yo creo que es un momento muy crucial. Hay que recordar lo de Perón más que nunca que primero es la Patria, segundo el movimiento, y por último los hombres. Yo creo que esa frase se aplica a momentos muy cruciales y creo que es un momento crucial, que si no se pone primero a la Patria, por más que suene a una tontería, antes que a intereses propios, creo que sería muy malo porque 4 años más de Macri… primero que nos va a llevar a una crisis muy aguda y siempre las crisis en nuestro país terminan mal en términos de costos de vidas humanas y de tragedia para los sectores que uno busca representar… y me parece que va a venir un programa económico mucho más agresivo que el actual. Entonces me parece que esa idea de defender los intereses de la Patria por sobre cualquier legítima representación que uno pueda buscar, me parece que hoy hay que compartir la representación que tenga que alcanzarse de un futuro espacio político y eso es un acuerdo de todos los sectores que me parece que es lo que la sociedad va a mirar.

¿Creés que es Cristina la persona que puede sintetizar la mayor amplitud de sectores del campo popular o creés que pueden ser otras personas?

Yo creo que Cristina, si es, tiene que trabajar en esa lógica. Si es Cristina cerrada me parece que no. Pero si es Cristina abierta a ese espacio y conteniendo a todos, es una decisión de ella. También creemos que sin Cristina es más fácil expresar el todo, porque Cristina está muy asentada en un sector. Pero yo creo que, aún con ella, el problema es la mirada con que se encare el proceso, que tenga que ser un proceso inclusivo de todos los sectores y creo que ahí está la clave, más allá de los nombres.

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